Economia del caos
El ser humano es curioso. Trata de sentirse seguro a través de sus propias reglas y piensa que tiene sometida a la Naturaleza; que la Física, las Matemáticas o la Economía se van a comportar tal y como ellos dicen en sus reglas, su leyes. Pero la Naturaleza de las cosas es diferente. Que observando la Naturaleza hayamos llegado a una serie de convencionalismos, no implica que esos convencionalismos determinen la Naturaleza, sino tan sólo la visión humana de la misma. A veces se piensa que por poner leyes o teorías científicas, se domina las cosas; cuando realmente, el "Mundo" es ajeno al ser humano, a sus leyes y normas Físicas, que repito: NO SON UNIVERSALES, sino convencionalismos.
Se han reunido los eruditos y han dicho: la fuerza de la gravedad es 9,8; vale, pero no incide igualmente en todos los ambientes. No cae igual un objeto de una forma aerodinámica, ni en distinta altitud sobre el mar, ni ante diferente humedad en el ambiente... son pequeñas cosas que la Ciencia desprecia ante sus convencionalismos, en pos de la pretendida universalidad de sus reglas.
Luego está la inclusión de la Economía como ciencia...la llamada Ciencia Económica!!! No hay nada más caótico que el dinero y por ende, sus modelos y patrones. Con caótico me refiero no a malo. La Ciencia nos ha creado una idea de que el Orden es bueno y el Caos es malo, cuando el Orden es una ilusión y el Caos, la Realidad. Utilizo caos como término científico, como hecho ajeno a los parámetros convencionales, en los términos de la Teoría del Caos.
Me hace gracia lo de los Premios Nobel de Economía otorgados a Matemáticos y Economistas que crean modelos de previsión, etc... Muchos seguramente hayáis visto esa joya de peli de Darren Aronofsky: PI, Fe en el Caos. En ella, un matemático perturbado encuentra el número PI (que no es 3,1416-otro convencionalismo-sino 3,1415....y así hasta no se sabe aún) y comienzan a buscarle inversores bursátiles, judíos cabalistas... El tema es que con ello se crearía un modelo para la Bolsa.
Mi postura es que, tal vez, en un estadío más avanzado de las Ciencias sí se podría llegar a establecer un modelo de algo tan caótico como los mercados bursátiles. Pero el tema es que no sería válido mucho tiempo. Sería un modelo puntual, pero no absoluto, universal, que es lo que muchos pretenden. Si yo conozco el modelo e invierto según el mismo buscando el máximo interés para mí, estoy alterando el contexto previo e invalidando el patrón fijado. Ya no sería correcto el modelo. Porque al estudiar algo lo condicionamos, y al intervenir, más aún.
Por eso, cuando te digan que hay expertos en Economía, que sepas que es mentira. Que sólo son gente que saben acerca de cosas que otros han dicho, pero no sobre una pretendida Ciencia Económica.
Por ejemplo, (mira aquí el artículo completo sobre el interés compuesto) en la obra Portfolio Analysis, de J.C. Francis y Archer que desarrolla la teoría de Sharpe sobre la gestión de cartera, cuando llega el lector a la página 221, después de haber dado un buen paseo por el análisis econométrico, y haber tenido que actualizar sus conocimientos de matrices, derivadas e integrales para ir siguiendo las explicaciones del manual, y de haber digerido que "las isovarianzas son isocuánticas con el riesgo" el autor dice: "Es de esperar que, una vez llegados a este punto, el lector tenga ciertas dudas acerca de si el mercado puede o no ser batido con facilidad, lo que significa obtener una rentabilidad superior a la del índice. Al parecer -continúa diciendo- no existe método que lo permita, y eso podría conseguirse con facilidad empleando un dado en la selección de los títulos a poseer." Si los autores hubiesen puesto esta parrafada en la página dos, no hay valiente que llegue a la 221.
Pero aceptando, con ciertas condiciones, que eligiendo valores al azar se puede obtener rentabilidades superiores a las logradas por otros procedimientos, hay que admitir que el método no es de recibo. Imagine que llega usted con un talón bancario a una entidad para que le formen una cartera de valores o de fondos y el gestor saca un tapete, cubilete y dados y comienza a elegirlos. Lo normal sería salir corriendo."
Pero vayamos a la Teoría del Mono. Esta teoría surgió en 1973 cuando en el libro "Una caminata aleatoria por Wall Street", Burton Gordon Malkiel escribió que cualquier mono con los ojos vendados y lanzando dardos a las páginas financieras de un periódico podría escoger una cartera que diera retornos parecidos a los escogidos minuciosamente por los mejores analistas de mercado.
Sobre este planteamiento hay varias teorías, a su vez.
José Antonio FERNÁNDEZ HÓDAR en "Manual del buen bolsista".
Sin embargo, el desafío no fue lo que se dice un "experimento científico". Primero, porque a las ganancias obtenidas por los gurúes no se les restaron las comisiones que cobran (se supone que no hay un costo en bananas para el mono que tira los dardos). Segundo, porque la teoría de la aleatoriedad funciona cuando se elige una cantidad importante de distintas acciones, y no sólo cuatro, como fue el caso del concurso.
Tercero, y quizás lo más importante, cada vez que los profesionales elegían sus inversiones, el Wall Street Journal lo publicitaba ampliamente, generando un efecto positivo en el mercado. Malkiel calculó las ganancias pero con el precio del día anterior al de la recomendación del diario. Las diferencias prácticamente desaparecían".
Por eso, cuando oigas a los Gurús, a los Entendidos, a los Expertos... hablarte o aconsejarte, yo te digo, que te los cargues, para luego tirar tus dados o tus dardos y ¡a ganar dinero en Bolsa!
Se han reunido los eruditos y han dicho: la fuerza de la gravedad es 9,8; vale, pero no incide igualmente en todos los ambientes. No cae igual un objeto de una forma aerodinámica, ni en distinta altitud sobre el mar, ni ante diferente humedad en el ambiente... son pequeñas cosas que la Ciencia desprecia ante sus convencionalismos, en pos de la pretendida universalidad de sus reglas.
Luego está la inclusión de la Economía como ciencia...la llamada Ciencia Económica!!! No hay nada más caótico que el dinero y por ende, sus modelos y patrones. Con caótico me refiero no a malo. La Ciencia nos ha creado una idea de que el Orden es bueno y el Caos es malo, cuando el Orden es una ilusión y el Caos, la Realidad. Utilizo caos como término científico, como hecho ajeno a los parámetros convencionales, en los términos de la Teoría del Caos.
Me hace gracia lo de los Premios Nobel de Economía otorgados a Matemáticos y Economistas que crean modelos de previsión, etc... Muchos seguramente hayáis visto esa joya de peli de Darren Aronofsky: PI, Fe en el Caos. En ella, un matemático perturbado encuentra el número PI (que no es 3,1416-otro convencionalismo-sino 3,1415....y así hasta no se sabe aún) y comienzan a buscarle inversores bursátiles, judíos cabalistas... El tema es que con ello se crearía un modelo para la Bolsa.
Mi postura es que, tal vez, en un estadío más avanzado de las Ciencias sí se podría llegar a establecer un modelo de algo tan caótico como los mercados bursátiles. Pero el tema es que no sería válido mucho tiempo. Sería un modelo puntual, pero no absoluto, universal, que es lo que muchos pretenden. Si yo conozco el modelo e invierto según el mismo buscando el máximo interés para mí, estoy alterando el contexto previo e invalidando el patrón fijado. Ya no sería correcto el modelo. Porque al estudiar algo lo condicionamos, y al intervenir, más aún.
Por eso, cuando te digan que hay expertos en Economía, que sepas que es mentira. Que sólo son gente que saben acerca de cosas que otros han dicho, pero no sobre una pretendida Ciencia Económica.
Por ejemplo, (mira aquí el artículo completo sobre el interés compuesto) en la obra Portfolio Analysis, de J.C. Francis y Archer que desarrolla la teoría de Sharpe sobre la gestión de cartera, cuando llega el lector a la página 221, después de haber dado un buen paseo por el análisis econométrico, y haber tenido que actualizar sus conocimientos de matrices, derivadas e integrales para ir siguiendo las explicaciones del manual, y de haber digerido que "las isovarianzas son isocuánticas con el riesgo" el autor dice: "Es de esperar que, una vez llegados a este punto, el lector tenga ciertas dudas acerca de si el mercado puede o no ser batido con facilidad, lo que significa obtener una rentabilidad superior a la del índice. Al parecer -continúa diciendo- no existe método que lo permita, y eso podría conseguirse con facilidad empleando un dado en la selección de los títulos a poseer." Si los autores hubiesen puesto esta parrafada en la página dos, no hay valiente que llegue a la 221.
Pero aceptando, con ciertas condiciones, que eligiendo valores al azar se puede obtener rentabilidades superiores a las logradas por otros procedimientos, hay que admitir que el método no es de recibo. Imagine que llega usted con un talón bancario a una entidad para que le formen una cartera de valores o de fondos y el gestor saca un tapete, cubilete y dados y comienza a elegirlos. Lo normal sería salir corriendo."
Pero vayamos a la Teoría del Mono. Esta teoría surgió en 1973 cuando en el libro "Una caminata aleatoria por Wall Street", Burton Gordon Malkiel escribió que cualquier mono con los ojos vendados y lanzando dardos a las páginas financieras de un periódico podría escoger una cartera que diera retornos parecidos a los escogidos minuciosamente por los mejores analistas de mercado.
Sobre este planteamiento hay varias teorías, a su vez.
- Por un lado, en este artículo te dicen que "una universidad norteamericana utilizó un mono que sabía lanzar dardos. Con los valores de la página de cotizaciones del Wall Street Journal, en los que el simio clavó los dardos, se formó una cartera ficticia. Se pidió a diez gestoras que formases otras tantas carteras y el resultado fue demoledor. El maldito mono dio un buen revolcón a los mejores analistas.
José Antonio FERNÁNDEZ HÓDAR en "Manual del buen bolsista".
- En este otro artículo te explican la cosa de un modo diferente: "El profesor Burton Malkiel, en su libro A Randon Walk Down Wall Street , propuso un experimento mental. Para testear si las ganancias de estos asesores eran o no aleatorias debía hacerse un concurso entre un conjunto de profesionales y una elección de acciones completamente al azar. La metáfora de esta selección fortuita consistía en imaginar un mono con los ojos vendados lanzando dardos a la página con la lista de acciones del Wall Street Journal. Luego se compararían los rendimientos de las carteras de ambos contendientes.
Sin embargo, el desafío no fue lo que se dice un "experimento científico". Primero, porque a las ganancias obtenidas por los gurúes no se les restaron las comisiones que cobran (se supone que no hay un costo en bananas para el mono que tira los dardos). Segundo, porque la teoría de la aleatoriedad funciona cuando se elige una cantidad importante de distintas acciones, y no sólo cuatro, como fue el caso del concurso.
Tercero, y quizás lo más importante, cada vez que los profesionales elegían sus inversiones, el Wall Street Journal lo publicitaba ampliamente, generando un efecto positivo en el mercado. Malkiel calculó las ganancias pero con el precio del día anterior al de la recomendación del diario. Las diferencias prácticamente desaparecían".
- También se analiza en el sitio web de EL Economista, donde dicen que el mono, en 2006 hubiese ganado un 50 % al Ibex.
Por eso, cuando oigas a los Gurús, a los Entendidos, a los Expertos... hablarte o aconsejarte, yo te digo, que te los cargues, para luego tirar tus dados o tus dardos y ¡a ganar dinero en Bolsa!
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